El respeto a lo ajeno implica conocer y sentir que no se debe disponer de lo que no es propio, y si en un momento determinado necesitamos de algo que no es nuestro, no podemos tomarlo si no contamos con la aprobación de su dueño.
Pero es también algo más. Es saber apreciar, reconocer y cuidar el trabajo de los demás, como por ejemplo no destruir los bienes materiales que realizan otras personas y de los cuales nosotros nos servimos, tal como la limpieza de la ciudad, el cuidado de los árboles del parque, etc.
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